domingo, 30 de junio de 2013

Brasil-España: afuera del Maracaná, reinó el caos y la violencia

La Copa de la Confederaciones terminó del mismo modo que como comenzó: con enfrentamiento entre manifestantes y la policía.


En el marco del mayor operativo de seguridad de la historia deportiva de Brasil, para el cual fueron movilizados unos 10.000 efectivos de la policía militarizada, la Fuerza Nacional de Seguridad y de las Fuerzas Armadas, la policía montó barreras de contención en un radio de 500 metros del estadio.
Al acercarse a la "zona de exclusión", cerca de 1.000 manifestantes intentaron trasponer la barrera arrojando bombas molotov, piedras y botellas contra los efectivos de la policía militarizada, que tuvieron que retroceder unos cinco metros.
Fue cuando agentes de la Fuerza Nacional, policía que depende del gobierno central, entró en acción reprimiendo a los activistas con bombas de gas lacrimógeno.
La línea de frente de los manifestantes estaba representada por integrantes del grupo Black Bloc, que se autodenominan anarquistas y actúan encapuchados para "proteger" a los activistas de la acción policial.
El acto fue pacífico durante las primeras horas de protesta. Un grupo de cerca de 4.000 manifestantes había llegado más temprano hasta la primera barrera de contención policial y enseguida desvió la marcha hacia una plaza cercana.
No obstante, un grupo minoritario resolvió ocupar algunas calles que no estaban en el itinerario inicial de la marcha, llegando hasta el cordón de seguridad.

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