lunes, 15 de julio de 2013

Blanqueo de capitales: Contradicciones que lo oscurecen

El jefe de la Unidad de Información Financiera (UIF) pidió a los bancos que no reporten las sospechas por lavado que observen sobre el dinero que ingrese al circuito formal mediante el beneficio de la vigente ley de Exteriorización de Capitales, lo cual, más que aclarar, oscurece, una operatoria que, por su diseño, tiene serias dificultades para diferenciar “blanqueo” de “lavado”.

Así lo informa el sitio www.lanacion.com.ar  en el día de hoy, en nota que firma el periodista @halconada. La mezcla de pedido y orden, fue realizada en dos reuniones que mantuvo durante el último mes con altos ejecutivos y oficiales de cumplimiento de las normativas antilavado de los bancos y de las cámaras del sector. La controvertida indicación, fue confirmada por diversos ejecutivos bancarios.
El deseo del jefe de la unidad antilavado, sin embargo, chocó con la resistencia de los oficiales de cumplimiento. Instinto de preservación mediante, los banqueros sostuvieron que de acceder, podría afrontar severos inconvenientes en el futuro. La respuesta del funcionario, ante esos argumentos fue, según uno de los oficiales, la siguiente: “Reporten lo que consideren que tienen que reportar como operación sospechosa [de lavado]. Pero que la UIF analizará la buena o mala fe del reportante”.
El problema es que luego de la reforma de la ley antilavado, a mediados del año 2011, todos los sujetos obligados a reportar operaciones sospechosas (ROS) cuentan con menos margen discrecional para obviar transferencias o inversiones o depósitos dudosos con la actual ley de blanqueo que con la de 2009. Siendo además que para la actual ley de blanqueo basta con presentar una declaración jurada -con el formulario F-1205 a través de un aplicativo de la AFIP- para pasar sin problemas.
Por lo que se sabe, la situación también preocupa a otros actores relevantes: Escribanos y Contadores Públicos, expresamente mencionados con obligaciones de reporte en la legislación anti-lavado vigente. Y con severas sanciones por incumplimiento, que, en el momento, podrían ser informalmente “perdonadas”, pero que quedarían abierta para el futuro.
Todo lo cual, más que aclarar, oscurece, una operatoria que, por su diseño, tiene serias dificultades para diferenciar “blanqueo” de “lavado”.
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