miércoles, 7 de agosto de 2013

Polémica por los libros con contenido sexual explícito enviados a las escuelas

Llegaron por encomienda a Mendoza desde el Ministerio de Educación de la Nación. Hay desde historietas con violencia, sangre y armas hasta contenido sexual explícito. Un director lo denunció y se negó a ponerlo en la biblioteca del establecimiento. La editorial es de un intelectual K.

Gran sorpresa se llevaron docentes mendocinos al saber lo que contenía una encomienda de libros enviados desde el Ministerio de Educación de la Nación para las bibliotecas escolares.
Es que adentro de las cajas había desde el libro de Peter Capussoto hasta historietas de altísimo voltaje sexual, que incluyen escenas de violencia con armas y sangre.
El director de la escuela técnica Ingeniero Guillermo Villanueva de Maipu fue quien se animó a hablar y a denunciar la situación ante los medios.
Escandalizado, Osvaldo Calvente decidió él mismo no poner los libros en la biblioteca de la escuela y no dejar que estén al alcance de los alumnos.
“Periódicamente llegan libros de la Nación por encomienda a las escuelas de Mendoza. Esta caja llegó hace más o menos diez días. Yo tengo ordenado a las bibliotecarias que abran las cajas y revisen el material por si encuentran alguna cosa rara”, afirmó a Los Andes.
“Gracias a Dios lo revisaron minuciosamente y detectaron que en un paquete de 30 libros había 10 libros con este contenido”, contó el docente.
“Son de lectura como podría ser Mafalda, que también nos llegó. Uno debe chequearlo, inventariarlo y después los difunde entre los profesores de lengua. Yo decidí retirarlos inmediatamente, esto no va a estar nunca en la biblioteca”, sentenció.
“Para eso soy director de la escuela”, aseguró.
Una de las historietas, por ejemplo, se llama “El inspector justo”. Si uno se adentra en la historieta ve imágenes irreproducibles incluso para este diario.
En la historia del inspector que se entregó para que los estudiantes lean en lengua se ven armas, sangre, violaciones, órganos sexuales en primer plano y mujeres degradadas.

“Así como llegó la caja, la escuela la tuvo que archivar”, se animó a contar Raquel Fernandez, preceptora de la escuela Infantas Mendocinas de Dorrego.
“Nadie se quiere meter, pero yo dije no. Hay que decir algo”, reveló a Los Andes.
“Esto no puede quedar así. La gente tiene que saber lo que está mandando el Ministerio de Educación a nuestros niños”.
“El día viernes ya avisé en supervisión de este asunto y hasta ayer no han tomado cartas en el asunto”, contó Calvente.
“Decidí hacer público esto porque más allá de que sea director soy cuidadano argentino., La educación está mal por donde se la mire y esto es parte de la improvisación que existe a nivel nacional y a nivel provincial”, afirmó el directivo sin miedo.
“Siempre digo que esto no puede ser y termino discutiendo con supervisores que son el jamón del sándwich entre nosotros y la Dirección General de Escuelas”.
“Para mí, la escuela es una institución que tiene que ofrecer otra alternativa al conocimiento, que no sea ese conocimiento basura que tienen a través de Internet o de la calle”.
“Si le niega esa alternativa ese chico se va a formar mal”, sentenció.
Hay apología del sexo, de las drogas y hasta de la zoofilia”, afirmó.
Récord de compra de libros y sospechas

En 2013 el ministerio de Educación de la Nación batió el récord de compra de libros para escuelas públicas.
El Estado argentino compró 13 millones de libros de texto y literatura infantil por un total de 316 millones de pesos.
Una nota del diario Clarín fechada en abril daba cuenta de las suspicacias que despertó la compra. Es que una editorial beneficiada fue Colihue, el sello del editor Aurelio Narvaja –miembro activo de Carta Abierta, la agrupación de intelectuales kirchneristas– que vendió 789.320 ejemplares por poco más de 18 millones de pesos.
Precisamente esa es la editorial del “Inspector Justo”, el libro que más imágenes de sexo y violencia tiene.
En los años electorales las compras de Educación aumentaron exponencialmente. En 2007 el Estado gastó $57 millones en libros, pero en 2008 –sin elecciones a la vista– la cifra se redujo a $32 millones. En 2009 las compras alcanzaron los $94,5 millones y en 2010 las adquisiciones de libros no se canalizaron a través del presupuesto del ministerio. En 2011, la cifra se disparó hasta los $135 millones, pero el año pasado cayeron hasta los 80 millones.
La participación del Estado en el mercado editorial este año rondará el 25 por ciento, mucho más que el 15 que representaba en 2011 y bastante más pequeña que los del Estado brasileño o mexicano, que superan el 40%.

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