El viento de cola y la suerte que acompañó a los Kirchner durante años se va apagando.
La verdad tras una década de mentiras sale a la luz incluso de aquellos que no quieren verla. La mayor fobia de la huésped de la Rosada tropieza con la insensible realidad. El tiempo que resta hasta 2015 no será bueno para Cristina Fernández, pero el mayor costo lo pagarán los más endebles de cuarenta millones de argentinos.La vida personal es un ejemplo palpable de lo que significa no haber hecho lo necesario en el momento en que se pudo, en el que el tiempo lo indica.
Abandonar los estudios, por ejemplo, en los años útiles para
capacitarse y lograr el equipamiento productivo imprescindible para
desafiar el futuro, es un paso al abismo.
A los países les sucede lo mismo.
Lo que no se aprovecha hoy, costará caro mañana.
Las economías de los emergentes vivieron una década brillante de asombroso crecimiento en los años que van quedando atrás.
Los productores de materias primas se beneficiaron largamente de la
expansión de China, que les permitió protegerse del desbarranco
financiero internacional.
El reciente informe de competitividad global del Foro Económico Mundial indica que las principales economías latinoamericanas “se están estancando en su desempeño de competitividad”.
Solamente dos naciones mejoraron su posicionamiento, Bolivia y Ecuador, respecto del año previo.
Brasil descendió del lugar 48 al 56; mientras que Argentina
registró una caída de 10 ubicaciones, quedando relegada al puesto 104.
Algunos de los motivos que motivaron el declinamiento de Brasil
fueron un deterioro en el acceso al crédito, una ausencia de progreso en
el funcionamiento de las instituciones, la calidad de la
infraestructura y la educación.
Es muy fácil advertir que Argentina, en todos los ítems que
paralizan el desarrollo de la 6ta. economía mundial, no ha hecho
prácticamente nada positivo en los 10 años de disparates de la mentirosa
“decada ganada”.
El acceso al crédito está cerrado, el funcionamiento de las
instituciones ha recibido un destrato formidable, la infraestructura
retrocedió y la educación se desplomó.
Tras diez años de los Kirchner en el gobierno, el país vive y
vivirá con mayor fuerza otra desilución mayúscula que ya pagan y pagarán
aún más los más débiles en el futuro cercano.
El colmo del verdadero “circulo rojo” es que el remanido “modelo” podría hacer caer a la patria de San Martín y Belgrano en un nuevo default tras años de ineptitud e inescrupulosidad en el manejo de lo público.
El estado patrimonial y de resultados que dejará Cristina Kirchner será impiadoso incluso a nivel social.
Cuatro de cada 10 niños viven en la pobreza, los jóvenes
que no trabajan ni estudian son más que los que había 10 años antes, una
parte significativa del mejoramiento del empleo se debe al aumento del
trabajo en negro y otra al acrecentamiento del empleo público, las
villas y sus pobladores se multiplicaron, la vida humana vale poco a
manos de la inseguridad y del narcotráfico.
Por estos y tantos otros motivos que hacen a la forma de concebir
el poder de la ex familia feudal de Santa Cruz, es que se ha
profundizado tanto el cercenamiento a la información.
Cantidades abismales de recursos de todos fueron a parar al
sostenimiento del monopolio informativo oficial y otra buena parte a
desacreditar a la poca prensa crítica que subsiste.
Cristina es dueña de la misma fobia que tenía Hugo Chávez,
hoy su sucesor Nicolas Maduro, y Rafael Correa. La fobia que le provoca
la libertad de expresión; en particular la que le generan los
periódicos.
El presidente de Ecuador propuso recientemente un referendo para
que los votantes decidan, si vale la pena sacrificar tantos árboles,
para que de los mismos se fabrique el papel donde son impresos los
diarios.
Su par venezolano optó por negarle dólares a los propietarios de
medios con tono opositor para importar papel para su impresión. Agotada
sus existencias, estos se verán obligados a cerrar.
Esta forma de aniquilamiento ya brinda los resultados esperados por
el presidente colectivero y con el pajarito al hombro, muchos son
medios impresos que dejaron de circular.
Los métodos de la Presidente más tuitera para saciar su aversión, particularmente a Clarín y La Nación, ya el lector los conoce.
Los 2 años que restan de la mujer de negro en la Rosada con
menos poder, con trastornos crecientes, no serán fáciles para ella;
pero mucho menos para todos y todas.
La paz del mundo no estará en peligro por ello; la de los argentinos, sí.
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