A una hora de Miami, es un paraíso subacuático, libre de impuestos, colorido y británico.
Descubiertas por Cristóbal Colón en 1503 y apenas identificables en los mapas, las
islas Caimán
son famosas por sus bancos y sus servicios financieros. Pero ese rótulo
no hace justicia con este pequeño archipiélago caribeño.
Las islas Caimán también
son un paraíso por su privilegiada naturaleza y la deslumbrante belleza de sus paisajes.
Y si el viajero cree que llegará a un sitio atestado de edificios de
entidades financieras, muy rápidamente se dará cuenta de que
no es fácil identificar bancos en las islas
–aunque haya 600 registrados–, ya que no tienen cartel, no atienden al
público y, sobre todo, porque las construcciones no superan la altura de
las palmeras.
El edificio más alto apenas tiene cinco pisos.
Sin dudas, lo primero que llama la atención son las playas de arena
blanca y finita y el color turquesa del mar. Islas Caimán es un
territorio británico de ultramar,
ubicado a 240 kilómetros de Cuba y a 290 de Jamaica.
A una hora de vuelo de Miami, Gran Caimán –que en realidad es bastante
chica, con 35 kilómetros de largo y 12 en la parte más ancha– es la
mayor de este archipiélago, que está integrado además por las diminutas
Caimán Brac y Pequeña Caimán.
En las tres islas, que tienen u
na superficie de 260 kilómetros cuadrados, viven 60 mil personas,
de las cuales 50 mil son extranjeras. George Town –en el sudoeste de
Gran Caimán– es la capital del archipiélago, un destino clásico del
turismo de cruceros.
A su puerto llegan entre ocho y diez naves por día. El 70 por ciento
de los visitantes baja de esos enormes barcos. Apenas ponen un pie en
tierra, preguntan ansiosos por los
comercios libres de impuestos y las playas que vieron en las postales.
En las calles de la ciudad se mezcla el típico colorido caribeño y la sobriedad británica. Hay
lujosos autos que transitan por las avenidas
–sobre la mano izquierda, herencia británica–, enormes yates anclados
en las marinas y pintorescas casas bajas en colores pastel con jardines
de arena alisada y multicolores canteros. No faltan las
mansiones al estilo Miami.
En el centro de
George Town, bordeando la costa, se suceden los restaurantes, tiendas de recuerdos y pequeños shoppings que venden
joyas, relojes, electrónicos y perfumes importados. Todo libre de impuestos.
A minutos de la capital está
Camana Bay Center, una exclusiva zona comercial
donde se encuentra el único cine, locales de ropa de primeras marcas y
una gran variedad de restaurantes con exquisitas cartas basadas en
frutos de mar y pescados, como
el mahi mahi o el pez espada. De noche, Camana Bay se enciende: música en vivo, tragos y cena bajo las estrellas.
Viaje al fondo del mar
Las
mejores playas son Seven Miles (la más famosa y
divertida), Heritage (solitaria y muy natural), Rum Point (tranquila y
rodeada de pinos y palmeras) y Kaibo (con bares y jazz en vivo). Pero
visitar las islas Caimán y no descubrir su mundo subacuático sería un
error imperdonable.
Es uno de los mejores lugares del mundo para buceo y snorkel.
Hay alrededor de
cuarenta centros de buceo. De todos modos, en cualquier playa es posible sumergirse y nadar entre peces multicolores. También se puede contratar
paseos en embarcaciones con piso transparente y excursiones en submarinos
que muestran en primer plano la vida en el fondo del mar. Pulpos,
corales, tortugas, tiburones y langostas a centímetros de la ventanilla.
La excursión náutica más divertida es la de
Stingray City, un banco de arena mar adentro.
En sus bahías, el agua llega hasta la cintura y se puede nadar con
mantarrayas, que tras años de familiarizarse con los turistas reclaman
que se les dé de comer pescado en la boca. El paseo incluye una parada
en
Starfish Point, donde centenares de estrellas tapizan el transparente fondo marino.
Aventura y naturaleza
En la isla Caimán Brac
se puede bucear entre los restos de barcos hundidos.
Una posibilidad es curiosear el barco estadounidense Kittiwake y otro
tour más exigente propone a los buzos explorar el lanzador de misiles y
los cañones de la fragata rusa
Capitán Keith Tibbetts, sumergida en 1996. En esta isla tampoco hay que perderse las imponentes estalagmitas y estalagtitas de
La Gran Cueva, la visita al faro de los acantilados y la reserva de aves Parrot. A media hora de vuelo de George Town, pequeña Caimán es un sitio ideal paradisfrutar de la naturaleza en estado puro.
Hay algunos lodges en medio de los manglares que ofrecen alojamiento,
pintorescos restaurantes, snorkel, kayac y desafíos para los buzos experimentados.
Inigualable será la experiencia en Turtle Farm, un parque marino en
Gran Caimán donde funciona un centro de conservación de tortugas, el
animal más querido en las islas. (
Nota publicada en el suplemento Turismo del Diario PERFIL el sábado 29 de junio de 2013)