jueves, 15 de agosto de 2013

Ya son más de 500 los muertos por los enfrentamientos en Egipto

Los egipcios regresaban tímidamente este jueves a las calles tras una jornada sangrienta.

Los egipcios regresaban tímidamente este jueves a las calles tras la jornada más sangrienta de la historia reciente del país, con más de 525 muertos, buena parte de ellos en la dispersión de manifestantes pro-Mursi en El Cairo.
Después de que esos enfrentamientos se extendieran al conjunto del país, fue decretado un toque de queda nocturno en la mitad del país y el estado de emergencia en todo Egipto durante un mes.
No se produjo ningún incidente durante la noche y el tráfico se reanudaba lentamente --aunque muy lejos de la habitual agitación de la megalópolis egipcia--, pero los Hermanos Musulmanes, cofradía de la que procede el depuesto presidente Mohamed Mursi, llamaron este jueves a proseguir la movilización.
Las autoridades interinas, instaladas por el ejército tras la destitución del presidente islamista el 3 de julio, advirtieron que no tolerarán nuevas manifestaciones o violencias.
Pero la cofradía llamó a una marcha a partir de una mezquita ubicada en la plaza Rabaa Al Adawiyaa, una de las dos plazas de El Cairo violentamente desalojadas el miércoles.
El jueves por la mañana, esta mezquita, epicentro de la manifestación y cuartel general de los dirigentes de los Hermanos Musulmanes aún no detenidos por las autoridades, estaba en gran parte incendiada, constató un fotógrafo de la AFP.
La intervención de las fuerzas de seguridad y del ejército suscitó la indignación internacional y una condena mayoritaria de la "matanza" y del "lamentable" recurso a la fuerza.
Al menos 525 personas -entre ellos 482 civiles- murieron el miércoles en la sangrienta represión de las manifestaciones de los partidarios del derrocado presidente Mohamed Mursi, anunció el jueves un responsable del ministerio egipcio de Salud.
Un total de 202 personas murieron en la plaza Rabaa al Adawiya, donde los partidarios de Mursi acampaban desde el 3 de julio pasado, fecha del golpe de Estado que derrocó a Mursi, indicó Jaled al Jatib, jefe de los servicios de urgencia del ministerio de Salud. El balance precedente, establecido por el gobierno y el ministerio del Interior era de 464 muertos.
Las otras 227 víctimas mortales civiles se produjeron en el resto del país, según ese portavoz.
Condenas a una sangrienta operación
Varias figuras emblemáticas egipcias se desmarcaron de la sangrienta operación de las fuerzas de seguridad.
El vicepresidente Mohamed ElBaradei, premio Nobel de la Paz, que había aprobado el golpe militar contra Mursi, dimitió asegurando que rechazaba "asumir decisiones con las que no estaba de acuerdo".
También el imán de Al-Azhar, la mayor autoridad del islam sunita, condenó la violencia y explicó que ignoraba los métodos que las fuerzas de seguridad contemplaban utilizar.
La prensa egipcia, ampliamente afín al ejército, saludaba el jueves "el fin de la pesadilla de los Hermanos Musulmanes", en expresión del progubernamental Al Ajbar, mientras que el diario independiente Al Shuruq aludía a la "última batalla de los Hermanos", al lado de fotos que muestran a manifestantes armados.
En el extranjero, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, denunció este jueves la "muy grave matanza" en Egipto y pidió que el Consejo de Seguridad de la ONU se reúna para analizar la situación en ese país.
En París, el presidente francés, François Hollande, pidió este jueves hacer todo lo posible "para evitar la guerra civil" en Egipto, y convocó al embajador egipcio. El gobierno de Berlín también convocó al embajador de Egipto en Alemania, al igual que las autoridades británicas.
Por su parte, el papa Francisco aseguró que rezaba por las víctimas de la violencia en Egipto y "por la paz, el diálogo y la reconciliación" en este país. China también expresó su "gran preocupación" por la situación en el país norteafricano.
Otro tema que suscita inquietud en el extranjero son los ataques del miércoles contra varias iglesias cristianas. Los manifestantes pro-Mursi fueron acusados de llevar a cabo una "guerra de represalia" contra los coptos, cuyo patriarca apoyó la decisión del ejército de destituir al presidente islamista, que sigue detenido en un lugar no revelado.
Antes de la sangrienta jornada del miércoles, los enfrentamientos entre facciones anti-Mursi y pro-Mursi y entre partidarios del presidente depuesto y las fuerzas de seguridad habían dejado más de 250 muertos desde principios de junio, cuando se iniciaron manifestaciones contra el depuesto presidente, que condujeron luego a su derrocamiento.
El miércoles tras los enfrentamientos, Egipto cerró indefinidamente el paso fronterizo de Rafah con Gaza, en la península del Sinaí, por el que todos los días cruzan cientos de trabajadores palestinos, indicó un responsable de seguridad.

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