jueves, 20 de junio de 2013

La intimidad de Kirchner, contada por su ex secretaria

Miriam Quiroga lanzó un libro en el que cuenta todo lo que vivió junto al ex presidente y desnuda detalles de su vida privada. Pasión por Fito, el fotolog de Flor K y qué mujeres le gustaban.

 
Néstor era fanático de Fito Páez. Su tema favorito era ‘El amor después del amor’”, cuenta Miriam Quiroga, la ex secretaria de Néstor Kirchner. Ese es apenas un dato de color de su libro “Mis años con Néstor y todo lo que vi” (Ed. Planeta), en el que la mujer que mejor conoció al ex presidente, además de Cristina, desnuda la intimidad que compartieron en sus años de gestión.
Bajo ese subtítulo, “Nuestra intimidad”, Quiroga detalla los pormenores de su relación con Kirchner. “Mi afecto profundo fue el hilo conductor que me unió a Néstor en tantas horas y años compartidos. En el trabajo, en la política, en los sueños”, comienza diciendo.
“Kirchner era austero hasta en sus comidas. Desayunaba té, tostadas de pan negros, fetas de queso y agua. Siempre agua, mucho agua, nada más. Era muy, muy simple”, lo pinta su ex secretaria, que asegura que, con las mujeres, Kirchner “no era ni piropeador, ni hagalador”, pero jura que a ella la “celaba”, “mandaba a espiar” y la “chequeaba constantemente”.
En el libro, donde Quiroga admite que tuvo “una relación de afecto e intimidad” con Kirchner, afirma que su forma de seducción con los cercanos y conocidos era poco convencional. “Siempre te buscaba ridiculizar, era bromista y burlón. Esa era su manera de marcarte algo”, dice.
“El bajo perfil era permanente, tanto es su vida personal como en su vida política. Cuando su hija Florencia hizo algunas apariciones a través de Internet, subió unas fotos al Fotolog, no le gustó nada y le dijo que las sacara”, relata Quiroga. “De todas formas entendía que su hija era adolescente. Además, ella era su debilidad. No podía reprimirle algo que él mismo había sido en su juventud: peleador, rebelde, trasgresor”, recuerda.
La ex secretaria privada K también habla de las mujeres que le gustaba al ex Presidente. “No le gustaban las mujeres escandalosas, exhibicionistas ni mediáticas. Le molestaban bastante los ‘gatos’ televisivos”, sostiene. “Sí le gustaba la mujer estética, inteligente. Y calculo que le gustaban más las morochas que las rubias, teniendo a Cristina como esposa”, afirma Quiroga, también morocha.
A Néstor le gustaba hacerte sentir mal; entonces, te decía ‘gorda’. Se lo decía a Cristina, incluso. ‘¿Que hacés gorda?’, ‘Gorda, vení’, así, con tonito arrabalero. Era su manera afectuosa de llamar a la gente”, grafica en ese capítulo.
Al final del libro aparece la veta más íntima y sentimental de “Mis años con Néstor”, cuando Quiroga le escribe una carta a Kirchner en la que le cuenta cómo fue su visita al Mausoleo donde descansan sus restos.
Mi corazón se estrujó al ver en un inmenso espacio, un maldito cajón con una bandera y otros objetos que no pude visualizar, porque mi corazón se estremeció y enojó, no sé, los sentimientos se mezclaron, verte en una inmensa soledad, aislado, encerrado, no pude soportarlo”, describe.
Por qué te fuiste, no puedo aceptarlo”, lo interpela la mujer que recibía y contestaba toda la correspondencia que le mandaban al ex Presidente, que vivió un momento irónico frente a la tumba de su ex jefe, cuando vio un buzón para cartas allí.
Cuánto dolor en mi corazón, cuánto dolor en mi corazón, quién va a contestar tus cartas si quien respondía sabiendo y conociendo tu pensamiento hoy es una exiliada de esta tierra, tierra que me permitiste caminar a tu lado”, le dice, emocionada, pero también con una indirecta para la Presidenta, a quien acusa de haberla hecho despedir de su trabajo.

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